lunes, 14 de septiembre de 2009

Italia vive sin traumas el rápido auge de su población de osos



Osos de estirpe eslovena en el parque natural Adamello-Brenta, en el Trentino (norte de Italia). Foto: PARQUE NATURAL ADAMELLO BRENTA

En el Trentino ya hay 28 ejemplares, gracias a un reciente plan de reintroducción

Indemnización de los daños, prevención y educación son los ejes de la estrategia



MICHELE CATANZARO
BARCELONA
Desde mediados de agosto, el pueblo de Scanno, en los Abruzos (Italia central), recibe casi cada noche una visitante insólita. Se llama Gemma, es una osa y ya lleva nueve años apareciendo por las mismas fechas. En lugar de desencadenar el pánico, la visita despierta más bien curiosidad. «Viene incluso gente de otros pueblos para ver el espectáculo», explica Giuseppe Cetrone, un ciudadano de Scanno que ha fundado una asociación dedicada, entre otras cosas, a grabar las incursiones de la osa y colgarlas en Youtube.
«El caso de Gemma revela que la población convive con naturalidad con los osos», comenta Vittorio Ducoli, director del parque nacional de los Abruzos, Lazio y Molise. En el área protegida habitan entre 50 y 60 osos pardos. «Aquí siempre ha habido osos –insiste Ducoli–. Forman parte de la identidad de la región y son un gran atractivo turístico».
La situación es muy distinta, pero también esperanzadora, en el segundo gran territorio osero del país. El Trentino (norte) estuvo a punto de quedarse sin ejemplares a finales de los 90 –no quedaban más que dos o tres–, pero la puesta en marcha de un programa de reintroducción con osos eslovenos en el parque natural Adamello-Brenta ha elevado la población hasta entre 24 y 28.
En total, la población de osos en Italia se ha duplicado en los últimos años hasta llegar prácticamente a un centenar de individuos. Incluso ya se está consolidando un tercer núcleo, en el Friuli, formado a partir de osos que han atravesado la frontera eslovena por medios naturales.

YURKA / No obstante, el éxito de los Abruzos no se repite totalmente en el Trentino. Aquí, por ejemplo, las incursiones regulares de la osa Yurka en los pueblos no gustaron ni a la población ni a la dirección del parque. A diferencia de Gemma, la confianza de Yurka es patológica y puede ser peligrosa para ella y para los humanos. «Por esta razón decidimos encerrarla», explica Claudio Groff, del Servicio Faunístico de la Provincia Autónoma de Trento. «En cualquier caso, también el nivel de aceptación de los osos es alto», añade. Es cierto que de los tres hijos de Yurka, también muy confiados, dos fueron abatidos, pero fue cuando entraron en Suiza y Alemania.
«La situación no es siempre tranquila», asume Mauro Belardi, responsable del programa Oso para los Alpes, del WWF italiano. «Hay algún conflicto con ganaderos y agricultores, pero intentamos prevenirlos», explica. Por ejemplo, en el 2007 se encontraron tres cadáveres de osos envenenados en el parque de los Abruzos. «Sin embargo, quizá el veneno era en realidad para los lobos, que producen cinco veces más daños que los osos», explica Ducoli.
La estrategia de gestión de los osos italianos va más allá de compensar los daños (hasta 200 euros por una oveja y 250 por una colmena). «Intentamos prevenirlos proporcionando gratuitamente redes electrificadas de protección a ganaderos y apicultores», prosigue Groff. «También facilitamos puertas metálicas para gallineros, añade Ducoli.
Belardi destaca la importancia de la sensibilización. «En las charlas nos esforzamos en decir la verdad: los osos pueden ocasionar daños –concluye–, pero estas molestias son compensadas por importantes ventajas ecológicas y económicas».

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