miércoles, 2 de febrero de 2011

Perro busca dueño


La perrera de la Arrabassada da en acogimiento temporal a los animales durante las obras del recinto. Los usuarios tienen la opción de quedarse para siempre con la mascota

BEATRIZ PÉREZ
BARCELONA

Tiene unos 14 años, aunque solo pesa un kilo. Padece algo de alopecia, cataratas y le falta una parte de la mandíbula debido a los dientes que se le cayeron por culpa del sarro. Es Shiva, una pequeña perra de la raza yorkshire cuya edad equivale a unos 98 años humanos. Pero a su dueña, Eva Companys, una barcelonesa de 29 años, ninguno de estos problemas la amedrentan: «Es súperfotogénica», comenta orgullosa mientras la fotografían con su mascota.

Shiva es una de las perras que hasta hace poco residía en el Centre d'Acolliment d'Animals de Companyia (CAAC), situado en la carretera de la Arrabassada, a pocos kilómetros del Tibidabo. La perrera, que comenzó en julio las obras para mejorar las instalaciones, lanzó hace meses una campaña de adopciones temporales en busca de personas que se hicieran cargo de los animales mientras dura la reforma. «Oficialmente las obras acabarán en marzo. Pero las familias tienen la opción de quedarse después con el animal si así lo desean», explica la coordinadora del CAAC, Neus Izquierdo.

Contenedor

Shiva se quedará definitivamente con Companys debido a su vejez. «Devolverla sería matarla a esta edad», confiesa. La dueña de Shiva insiste en que, aunque es mayor, también se merece una «segunda oportunidad». A esta perra la encontraron en octubre. Nadie conoce su pasado, ni tampoco su edad exacta: tan solo una aproximación fruto de los exámenes veterinarios que le realizaron en el centro. El nombre se lo puso, hace un mes, en el momento de la adopción, la propia Companys.

Fue un anuncio en Facebook el que informó a la joven sobre el programa de adopciones temporales de la perrera, aunque ella confiesa que la idea le rondaba «desde hacía tiempo». Después de informar a todos sus amigos, acudió a la perrera y rellenó la ficha, en un principio para otro perro. Pero alguien se le adelantó y lo adoptó primero. La siguiente era Shiva, que le gustó desde el principio por lo cariñosa que era. «Se acerca a todo el mundo», asegura Companys, mientras la perra se le sube encima y le lame la mano.

Esta joven está más que concienciada: «Nunca voy a ir a un comercio a comprar un animal habiendo como hay centros de acogida». Antes de la llegada de Shiva, ella ya tenía experiencia sobre las adopciones, pues sus padres acogieron hace unos años a una perra que tiene ahora más de 16. años. Desde el centro de acogida ofrecen a las nuevas familias adoptivas el asesoramiento de un veterinario para saber cómo tratar a la mascota. El cariño y la protección ya corre a cuenta de los futuros dueños.

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